En todo el mundo, millones de personas están afectadas por trastornos de la tiroides. Con frecuencia, es necesario el tratamiento quirúrgico. Si un bocio, un agrandamiento de la glándula tiroides, se ha formado, o si se encuentran cambios malignos, se recomienda una intervención quirúrgica.
Sin embargo, la eliminación parcial de la glándula tiroidea (tiroidectomía parcial) o su eliminación completa (tiroidectomía total) conlleva un riesgo de daño al nervio de las cuerdas vocales, el nervio recurrente. Si el recurrente es dañado por el cirujano, esto puede tener consecuencias graves. El daño al recurrente puede resultar directamente en ronquera temporal tras la cirugía o llevar a la parálisis bilateral permanente de las cuerdas vocales.
A través de la monitorización >> intraoperatoria durante la cirugía de tiroides, la función del recurrente puede ser monitorizada. Directamente después de la cirugía, se puede establecer de manera definitiva su funcionamiento. Con el objetivo último de evitar la parálisis bilateral de cuerdas vocales.
Durante el procedimiento, el cirujano puede utilizar una sonda de mano para localizar el nervio recurrente y comprobar su funcionamiento. La función del nervio, por lo tanto, se registra al principio y al final de la cirugía. Además, la monitorización neurológica continua, permite una retroalimentación audible y visual de la función nerviosa en tiempo real y permite al cirujano, reaccionar con rapidez para evitar la parálisis de las cuerdas vocales.
En la monitorización continua del recurrente, el nervio vago se estimula con el fin de vigilar y proteger el nervio recurrente en el área quirúrgica.
El electrodo delta se coloca alrededor del nervio vago y por lo tanto se mantiene siempre en contacto con el nervio.
La ventaja decisiva del electrodo es su forma de delta que permite que sea colocado de forma óptima sobre el nervio y evita que se despegue. A través del contacto constante con el recurrente, una atenuación de la señal inducida técnicamente o incluso una pérdida de señal se pueden evitar. El cirujano puede así, ver de inmediato si el nervio recurrente está en peligro y actuar antes de que una disminución de la conductividad nerviosa se convierta en una parálisis irreversible de la cuerda vocal
Gracias a la monitorización intraoperatoria del nervio, el cirujano tiene la opción de poner fin a una operación después de una tiroidectomía unilateral con resultado incierto. Después de mantener con éxito la función ipsilateral del nervio recurrente, el cirujano puede continuar operando contralateralmente. Este método ayuda a identificar el daño a los nervios en una etapa temprana y evitar la parálisis bilateral de las cuerdas vocales.